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Con esta crisis, ¿sólo los chinos pueden hacer megaobras?

La primera fase de la Terminal 3 para el aeropuerto chino de Shenzhen, situado en el distrito de Bao’an, estará en funcionamiento desde esta semana. Ganadora del concurso celebrado en 2008, la ampliación de 500.000 metros cuadrados es el primer proyecto para un aeropuerto que construyen Massimiliano y Doriana Fuksas. La intervención de los italianos contempla tres etapas: la finalización de la primera fase estaba inicialmente prevista para 2015, y ha sido completada antes de la fecha, en tan sólo tres años, acompañando el rápido crecimiento de la ciudad de Shenzhen. El edificio evoca la imagen de un pez raya con una estructura de más de 1.5 kilómetros de longitud, que alcanza 80 metros de altura. Construida en acero y vidrio, una gruesa y porosa piel está perforada por miles de tragaluces hexagonales, y cobija el programa distribuido en tres niveles, cada uno con una función diferente: salidas, llegadas y servicios. En el interior, el espacio fluido combina zonas de movimiento y descanso.

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